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jueves, 19 de febrero de 2015

Jorge Vivaldo: "El fútbol es un negocio. Y nadie se lo quiere perder" (Parte 2)


Jorge Vivaldo, es de esos entrenadores con los que se puede hablar de diversos temas, sin encontrar en sus respuestas breves opiniones e ideas. En cada pregunta, demuestra que tiene un lenguaje fluido que enriquece a quien escucha y lee sus opiniones. 
En esta segunda parte de la entrevista, el "Flaco" habla de la diferencia que hay entre el fútbol argentino y el uruguayo, y da su punto de vista sobre el momento que atraviesa el fútbol de la vecina orilla. "Sacando algunas excepciones (...) se está dejando de trabajar en inferiores. Se está dejando de apostar", afirma. 
Además, dice que las instituciones deben estar dirigidas por "gente que realmente quiera hacer algo por el club (y) no que solamente estén de paso". "(Los equipos) que apuntan a los procesos, que lo respetan, son los que están encontrando resultados. Los demás siguen en la misma", agrega en actual director técnico de Sudamérica.
_ Ahora que dirigís a Sudamérica, contame qué diferencias encontraste entre Primera división y Segunda división uruguaya del fútbol uruguayo. 
_ Por ahí unas cuestiones de infraestructura. No todo el ascenso, sino de equipos que la van luchando. Sacando a lo que es Peñarol, a lo que es Nacional, Defensor, por ahí los demás equipos desde lo económico tienen diferencias muy grandes. Pero se las arreglan. Otra cosa buena que encontré fue que los campos de juego casi todos están en muy buen estado. Y eso la verdad que está muy bueno y ayuda a que se pueda jugar mejor.
_ ¿Hay mucha diferencia entre Uruguay y Argentina, que aquí hay dos grandes y allá son unos cuantos?
_ Y eso pasa. Yo veo que la economía, sobre todo que hoy en día todos los clubes dependen del dinero que les da la televisión y todo, hace que de pronto haya diferencias muy grandes. Después en la cancha, vos fijate que hoy en día los jugadores se sobreponen a esa situación y te pueden pelear, pero vos podes ganar un partido, pero de repente para pelear un torneo cuando vos tenes un plantel de 20, 25, 30 jugadores que pueden estar para jugar, te hacen una diferencia contra los demás. Es una realidad eso.  
_ ¿Y qué opinas del momento que atraviesa hoy en día el fútbol argentino?
_ (Piensa) Yo creo que el fútbol argentino, tiene dos caras: (por un lado), un fútbol empobrecido que nunca deja de sacar grandes figuras. Excepcionalmente, los clubes los pueden sostener y se van muy jóvenes. Creo que acá en Uruguay se ve un poco eso. Las figuras vuelven cuando ya están pegando la vuelta y es imposible sostener a un jugador porque cualquier club te ofrece y se está yendo. Fijate que no es sencillo poder sostener y tener grandes niveles. Es muy difícil que un equipo, un plantel, sostenga el 70% del plantel para el próximo torneo. Entonces yo creo que eso van produciendo cierto desgaste y nivel futbolístico.  
Después, por otro lado, estos jugadores que van a un plano internacional que andan muy bien, un sub-campeonato del mundo que no es poco después de 24 años sufriendo. Pero si vos te fijas, casi no habían jugadores del ámbito local. Están todos jugando afuera. Entonces por ahí ya se tiene que ver mucho la mano de un técnico, de un conductor, de un formador de grupo. Pero en Argentina, el gran inconveniente hoy en día es que por ahí, sacando algunas excepciones que son Vélez, Lanús, Banfield, River, Boca y algún equipo más, se está dejando de trabajar en inferiores. Se está dejando de apostar. Y yo creo que es por eso que muchos jugadores llegan con alguna falencia a Primera.
_ ¿Se solucionaría trabajando más en inferiores?
_ Si, pero tenés que tener dirigencias inteligentes como la gente de Vélez, que son todos no hinchas del club, (sino) gente que va a aportar ideas. Pero el fútbol es un negocio.
_ ¿Tiene que prevalecer los dirigentes por sobre los barrabravas y políticos que son socios de dos equipos? 
_ Claro. Es la forma, es la manera. Gente que realmente quiera hacer algo por el club, no que solamente estén de paso. Los procesos. Hay técnicos que han durado cuatro partidos. Entonces, ¿cómo puede ser si vos elegiste a un técnico (y algunos ni siquiera tienen la suerte de haber armado el plantel). No esperan a nadie. O sea, no podés contratar a un técnico y a los tres partidos echarlo. Es una locura. Me parece que te equivocaste vos al elegirlo. Yo no te digo que tampoco va a perder diez partidos seguidos, pero me parece que solo aquellos que apuntan a los procesos, que lo respetan, son los que están encontrando resultados. Los demás siguen en la misma. Cambian y cambian y cambian, cuando en realidad los que deberían cambiar, serían ellos, los que conducen. Pero bueno, no es fácil hacerlo por lo que te decía antes: el fútbol es un negocio. Y nadie se lo quiere perder.
_ ¿Y vos cómo técnico, cómo vivis esa sensación de estar cuatro partidos y que te puedan cesar?
_ Creo que lo único que te queda es convivir con eso. Yo creo que los resultados, más allá de que sí van variando por ahí la forma de trabajo, no tienen que cambiar tu pensamiento y forma de ser. Y si me tengo que ir a los cinco partidos, me tendré que ir. Pero no por el apremio del miedo a perder, que se hiciera lo que yo estoy convencido, o renunciar a lo que me llevó a estar en ese lugar. El miedo al fracaso. No sé si habrá sido por el puesto que uno desempeñó como arquero, (pero) convivis con el error. Entonces, trató de que no me tiemble el pulso. Si yo me pongo a pensar: “bueno, mirá, me quedo sin laburo, sin trabajo. Voy a tener problemas económicos”, no podría dirigir. Tengo que tratar de hacer mi trabajo de la mejor forma, de disfrutarlo, que los jugadores te puedan ver convencidos, sereno, tranquilo. No te cambia tu forma de trabajo ni una victoria ni una derrota, sino el convencimiento de seguir haciendo las cosas bien. Eso es lo que yo le pido a Dios siempre: que me dé esa cordura. No es sencillo. (...) Yo trato de aislarme, de estar muy tranquilo y de disfrutar lo que hago, que realmente me encanta.
_ Recién hiciste referencia a Dios. Sabido es que actualmente integra el grupo “Atletas de Cristo”. ¿Qué te llevó a integrar dicho grupo?
_ Siempre creí en Dios, pero por ahí tuve una relación mucho más profunda después que en el año '90 mi esposa (éramos novios en ese momento), había tenido un problema de salud. Bueno, no habíamos encontrado respuesta en los médicos, como que no tenía solución. La invitaron a ella a un templo evangélico, fue a la reunión, después de esa reunión hablaron por su vida y la verdad que ocurrió un milagro, porque lo que no pudo hacer la ciencia ni nadie, ella en una semana estaba totalmente sana. Nunca más volvió a tener ningún inconveniente.  
_ ¿Creía en los milagros antes de integrarse al grupo?
_ Yo era bastante duro para eso. Era como que no conocía mucho el tema del evangelismo. Lo mio era el rock and roll, el heavy, el fútbol y era como que me parecía que si iba a una Iglesia, tenía que meterme en una biblia y una túnica. Y nada que ver. Con el tiempo me fui acercando más y me ayudó mucho para afrontar todas las consecuencias de improntas que tiene la vida de cualquier persona. Todos tenemos que atravesar problemas. No es que uno está con Dios y no tiene más problemas. La diferencia es que uno con Dios tiene una solución para los problemas. Y la verdad que eso me ha cambiado la vida, la forma de ser. Él tiene mucho que ver en todo lo que yo hago y en toda la manera en que yo me desempeño. La verdad que (estoy) eternamente agradecido a Dios por la vida que tengo, por la familia, por mis hijos. Entonces por eso me encanta hablar de Dios, me encanta que la gente pueda conocerlo, se pueda estar relacionando. La verdad que es lo más lindo que hay. 
_ Por toda tu trayectoria como jugador y técnico, ¿te consideras un triunfador?
_ Si. Mirá, según la meta que vos te pongas. Si vos me decis: “mirá, yo voy a triunfar el día que dirija al Milán”, entonces no voy a ser nunca un triunfador. Pero el tener dos hijos me hace ser un triunfador, el tener 30 años casi de matrimonio, me hace ser un triunfador, el haber llegado a dirigir y haber jugado en Primera división, me hace ser un triunfador. Entonces, me iba poniendo metas y yo creo en eso. Creo en los triunfos. Y esto lo digo con mucha modestia. No es que me crea un triunfador así, un soñador. No, todos los días triunfamos. Atravesar los límites. ¿Cuántas veces te habrán limitado a vos diciéndote: ¿“nunca vas a poder lograr esto”? Y cuando lo lográs, (tenes) esa satisfacción plena de viste que puedo.




Damián Tiscornia  









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