
La entrevista se desarrolla en el lugar que frecuenta hace 25 años. El mismo en el que estuvo el día anterior el presidente de la República saliente Tabaré Vázquez: la Asociación Uruguaya de Fútbol. “Creo que en la historia de la AUF es la primera vez que un presidente de la República visita el edificio de la AUF”, dice Hernán Navascués, quien hoy en día es el secretario de la Asociación. Durante muchos años fue delegado y dirigente tricolor. En esta entrevista recuerda sus comienzos como delegado tricolor y uno de los casos más polémicos que le tocó defender: el de Sebastián Abreu. “Aún hoy no se cuenta verdaderamente cómo fue”, señala. Además elogia al presidente bolso Ricardo Alarcón y se refiere al papel de los medios de comunicación en los temas políticos de la AUF. “El periodismo, sobre todo el radial, no se da cuenta que es una causa de desestabilización”.
_ ¿Cómo vivió el agasajo que le realizó la Asociación al presidente saliente de la República Tabaré Vázquez?
_ Me parece que fue un acontecimiento muy importante. Creo que en la historia de la AUF es la primera vez que un presidente de la República visita el edificio de la AUF. Desde luego que Tabaré Vázquez tenía un vínculo con la Asociación porque fue presidente de Progreso y fue delegado. Participé muchas veces en asambleas en que Tabaré Vázquez estaba presente por Progreso. Creo que es un hecho trascendente (y) muy reconfortante, sobre todo en un momento que se ha querido exteriorizar que la AUF es un organismo corrupto, que se señala eso, lo cual es totalmente injusto. Es un organismo que actua conforme al reglamento. Creo que lo que da esa imagen son elementos paralelos a la AUF, no la AUF en sí misma. Que en una circunstancia de esas el presidente de la República haya venido a la Asociación Uruguaya de Fútbol reconforta a la AUF. Es una demostración también de valentía del propio presidente de la República.
_ ¿Qué considera que quiso decir Vázquez con su gesto?
_ Creo que ha querido transmitir un mensaje, como diciéndole a la AUF “yo no me olvido que aquí pasé años importantes de mi vida”. Es un mensaje que yo lo interpreto de esa forma y creo que el presidente Vázquez el gesto que tuvo.
_ ¿Un gobierno debe intervenir el fútbol?
_ Mire, todas esas opiniones reflejan desconocimiento de lo que es la organización del fútbol mundial. El fútbol es una sociedad internacional. La FIFA es un organismo supranacional que establece sus normas y que ha posibilitado la divulgación del fútbol a nivel mundial. El que crea que un gobierno va a poder intervenir en el fútbol y la FIFA se va a quedar quieta, está totalmente equivocado. Lo que podrá hacer un gobierno es fijar leyes, establecer normas, que en medida que satisfagan el interés público es obligación hacerlo.
_ ¿Y qué más puede hacer un gobierno?
_ Por ejemplo, el gobierno puede reglamentar aspectos de medicina deportiva, puede controlar las transferencias a los jugadores, a los efectos de que se paguen los impuestos. Pero intervenir en la división del fútbol o crear el más mínimo organismo que coincida en la organización del fútbol va a determinar dos cosas: o el fútbol uruguayo queda aislado del mundo o se aceptan las reglas establecidas por la FIFA. No nos olvidemos que lo que juegan son Campeonatos mundiales organizados por la FIFA. La propia Asociación Uruguaya de Fútbol forma parte de la FIFA. En definitiva, el derecho que se aplica en el fútbol es el derecho suizo, porque la FIFA está asentada en Suiza.
_ Le preguntaba porque cuando renunció Eugenio Figueredo, se dijo que el gobierno quería a José Luís Corbo como presidente.
_ En toda sociedad puede haber elementos de influencia. Yo no digo que no sea así. Se ha comentado por prensa, (pero) lo dejo de lado. El gobierno puede tener su simpatía, puede tener vínculos y contactos con la Asociación Uruguaya de Fútbol. Eso es lógico. Ahora, vuelvo a insistir en que las autoridades sean nombradas por el gobierno directamente no es posible. Eso la FIFA lo va a rechazar. Tenemos lo que ocurrió en Perú, que no fue una intervención directa, fue indirecta. Tuvo que ceder en sus posiciones para que Perú siguiera compitiendo en el campeonato mundial. Es imposible que cada gobierno imponga a través de leyes el desarrollo futbolístico de los países si tienen una intervención directa. Leyes del deporte hubo varias: una de ellas se hizo en Perú, incidió directamente en el mercado de transferencias y tengamos en cuenta que Perú, de ser uno de los países que practicaba mejor fútbol en Sudamérica, cómo está ahora.
_ ¿Por qué considera que hoy en día los medios de comunicación le dan tanta relevancia a los temas políticos de la AUF?
_ Porque hay una gran proliferación de medios deportivos. Hay muchos programas (y) duran horas. Hay que llenar los espacios. Es imposible estar hablando siempre de fútbol y entonces divulgan episodios, muchos de ellos que son triviales, y lo transforman como un episodio que tiene gran importancia. Desde ese punto de vista el periodismo, sobre todo el radial, no se da cuenta que es una causa de desestabilización. Podría innumerar varios episodios que no tienen trascendencia y sin embargo a través de los medios se discute sobre ello. Siempre toda acción humana es sujeta a la crítica. Entonces para llenar un espacio se dice “se debió haber tomado la otra opción”. Quien toma una opción, más allá de sus posibilidades, está sujeto a la crítica. Esto ocurre en la AUF, a quien se la quiere señalar como un organismo donde prácticamente ocurren episodios que son acomodos, lo cual no es cierto. Bastaría que yo mostrara todo lo que ocurre en el resto del fútbol del mundo para darse cuenta que si hay alguien que cumple religiosamente con los reglamentos de Internacional del fútbol es la Asociación.
_ ¿Qué irregularidades vio fuera del país?
_ Yo he visto jugadores estar actuando en otros lados estar actuando mientras el certificado de transferencia todavía estaba en la Asociación Uruguaya de Fútbol. Y eso en la AUF a la inversa no ocurre. No ocurre, porque entre otras cosas los propios medios periodísticos serían los primeros en divulgarlos. Y en ese sentido estaría bien. Lo que yo discrepo es que sobre episodios, como si pasaron 10 minutos para recepcionar un certificado de transferencia y con paciencia, se le da entrada, se critica porque pasaron 10 minutos. Creo que hay que saber diferenciar lo que es importante y lo que es simplemente circunstancial. Eso a veces el periodismo deportivo no lo hace.
_ ¿Es importante para la gente lo que pasa en la AUF?
_ Si, para la gente es importante. En términos generales a la gente le importa todo. Lamentablemente más interesa la curiosidad si el episodio pueda estar sujeto a la crítica y a una vana ración determinada. Las buenas noticias no son noticias. Noticias son las malas, lo que lleva la curiosidad de la gente es aquel episodio del cual se puede extraer la conclusión de que alguien no actuó bien. El actuar bien es algo que a la gente le llama la atención y me parece bien porque en definitiva los seres humanos es como debemos actuar. El problema es que muchas veces no se actua mal pero se exterioriza como si se actuara mal. Hay que aceptarlo como una realidad de la vida.
_ ¿Le molestó cuando algún dirigente le pidió la renuncia?
_ Más que molestarme, me ha dolido. Creo que las circunstancias políticas no deben llegar a ese extremo. Yo siempre digo lo mismo: si se dice que Navascués no cumplió debidamente su deber, que se diga cuando no cumplió. No admito que se me diga; “es culpable, se debe ir” y no se diga de qué. Estoy seguro de que no incurrí en ningún acto del cual tenga que arrepentirme. Que pueda haber cometido algún error, sí, pero no tuve participación en los episodios que me pidieron la renuncia. De ese punto de vista lo quiero dejar muy claro. A tal grado que no puedo estar por mi cargo contestando lo que se dijo de mí. Tengo que mantener la neutralidad. Comprendo que se deben a circunstancias deportivas. La pasión que tiene el hincha la tiene el dirigente y no me molesta, lo tomo como un elemento propio, pero sí digo que me ha provocado cierto dolor exterior.
_ Cambiemos de tema. Vayamos a su época de aficionado, ¿qué equipo o jugador recuerda de esa época?
_ Jugadores a lo largo de la existencia de Nacional hubo muchos. Desde luego que algunos escapan a la memoria colectiva, no a la mía. El transcurso del tiempo desdibuja y a su vez hubo épocas donde no había como hay ahora el recogimiento a través de las filmaciones televisivas de testimonios que pudieran permitir avisorar cómo era un jugador determinado. De cualquier manera a lo largo de la historia de Nacional hay jugadores que son símbolos.
_ ¿Puede nombrar a alguno?
_ Creo que el más importante en la historia de Nacional es Héctor Scarone. Fue el pilar de los triunfos uruguayos en las gestas con los argentinos, de los triunfos olímpicos y en el campeonato del mundo y sudamericano. No hay un jugador que tenga más títulos en la historia del fútbol uruguayo que Héctor Scarone a pesar de que nosotros tenemos la costumbre exteriorizar siempre la figura de los caudillos. Desde luego que hay un jugador que adquiere la dimensión de leyenda que es Atilio García. Es posiblemente el ídolo más grande que hubo en la historia de Nacional. También el tiempo puede ir desdibujando a Atilio porque comete esas injusticias. Atilio García es un jugador que fue siete años consecutivos goleador del campeonato uruguayo, después volvió a ser goleador otro año más. En su récord tiene ser el máximo goleador en los clásicos a lo largo de la historia y también en un solo partido, ya que hizo cuatro goles en un partido clásico.
_ ¿Era de seguir los temas políticos de la AUF?
_ Si, siempre me intereso la historia de la AUF como me ha interesado la historia en general. De chico seguía acontecimientos políticos que ocurrían en el mundo y desde luego que a la Asociación. Recuerdo que en el año ’50, que tenía 10 años, primero se disputó la Copa Río Branco. Fue una delegación que la integraba Wilson Ferreira Aldunate. Recuerdo que Américo Gil fue el presidente de la delegación de Uruguay en el mundial del ’50 como (Luis) Tróccoli lo fue en el ’54 y así sucesivamente. Los diversos episodios que han ocurrido en la AUF están ligados cada uno de ellos, según la importancia del evento, a determinado presidente o a determinado hecho.
_ ¿Era una época distinta?
_ Era una época muy distinta a la de ahora porque se solía recurrir a personalidades más o menos públicas para que se desempeñaran en la AUF. Eso ahora no ocurre. Prácticamente el fútbol está dirigido por hombres que son necesariamente del fútbol. Pero muchas veces el presidente de la AUF era una personalidad de otro ámbito. Por ejemplo, recuerdo que en una ocasión se eligió presidente a Don Julio Lacarte Muró, que era un brillante embajador uruguayo en los organismos de Ginebra y no tenía antecedentes en el fútbol.
_ Comenzó como dirigente en 1980 bajo la presidencia de Dante Iocco, ¿qué recuerda de esa época?
_ El momento para Nacional era difícil, que se había agravado por la situación en la Comisión Directiva. Hubo que procurar unificar al club, lo que se logró gracias a la figura carismática de Iocco. Tuvimos juntos sobre todo por la circunstancia injusta que iba a determinar para Nacional difícil de sobrellevar. Desde el punto de vista deportivo se recompuso la situación, a tal grado que se ganó la Copa Libertadores. Se clasificó Campeón del mundo en Tokio iniciando la disputa de la Copa Toyota Intercontinental, que es uno de los grandes méritos que tuvo Nacional en esa época. Desde el punto de vista de la selección uruguaya se obtuvo el Mundialito. (Fue) una situación difícil que determinó un gran sacrificio para salir de ella, pero se recogió el fruto desde el momento que hubo éxitos deportivos tanto para Nacional como para el fútbol uruguayo.
_ ¿A su entender Iocco fue uno de los grandes dirigentes tricolores?
_ Nacional a lo largo de su historia ha tenido grandes presidentes, grandes dirigentes. Pienso que Iocco es de los más representativos. Le tocó vivir dos momentos muy difíciles: volvió en momentos de crisis, porque era un momento de crisis la de 1980 y en diciembre de 1997, era un momento de crisis también importante por el dominio que venía ejerciendo el tradicional adversario en el campo de juego. Y las dos veces Iocco hizo lo que la historia. Se debió fundamentalmente al carisma de su personalidad. Era, sin que él se lo propusiera, un lider material y espiritual de la masa nacionalófila. Su nombre junto al de José María Delgado, Atilio Narancio, Gorriti, Restuccia, queda entre los grandes de Nacional.
_ ¿Era difícil para usted trabajar en la AUF y ejercer la profesión de abogado?
_ No, no era difícil. Como todas las cosas, hay que saber subdimensionar los tiempos. La actividad en la Asociación Uruguaya de Fútbol determinaba un tiempo adicional a lo que uno hacía, pero era un tiempo que derivaba de una pasión. Cuando se tiene una pasión como es la adhesión a un club, a una causa futbolística, uno no lo toma como un trabajo o una carga. Lo toma sí con una gran responsabilidad, pero a su vez también como una forma de manifestar una manera de ser que al exteriorizarla con su trabajo lo hace reconfortarse consigo mismo. Cada vez que se lograban frutos tenía una gran satisfacción, como a su vez en otros momentos tenía grandes frustraciones. En ese sentido se parece mucho a lo que pasa con un hincha, que va al estadio (y) sale contento o amargado según las circunstancias vividas. No fue difícil completar las dos cosas, al contrario, creo que desde el punto de vista de la experiencia personal me hizo apreciar desde otro ángulo muchos aspectos de la vida jurídica que quizás, si no hubiera estado en la Asociación, no lo hubiera visto de la misma manera.
_ ¿Qué recuerdos tiene de su paso por la dirigencia tricolor?
_ Muchos. Algunas amarguras frente a episodios que me parecieron injustos y muchas alegrías también. He tenido que hacer grandes esfuerzos en muchas circunstancias porque Nacional vivía etapas económicas muy difíciles. Hubo que enfrentar desde ese punto de vista reclamaciones que muchas de ellas eran desmesuradas, que no se justificaban. Hubo que, desde el punto de vista jurídico, luchar contra ello, hacer grandes esfuerzos. A veces las situaciones que defendimos no fueron comprendidas, algunas de ellas fueron señaladas, a mi manera de ver, injustas. Como ocurre en la vida: uno recoge éxitos y recoge fracasos. Eso sí; yo me cuidé mucho ni de vanagloriarme de los éxitos. Nunca dije “gracias a mi se obtuvo esto” y también me ocupe de no exteriorizar dolor ante las circunstancias adversas.
_ ¿Está bien considerarse ganador?
_ Creo que es un error ponerse en “ganador” político de la Asociación. Cuando se dice “batalla política ganada” es una de las grandes miitificaciones que se hace ante la opinión pública porque las batallas políticas ganadas muchas veces es el resultado de un razonado examen que ha hecho una asamblea y ha cumplido con su deber. Otras veces hay circunstancias de alianza por motivos deportivos. Como delegado de Nacional tuve muchas satisfacciones. Eso es lo que vale. He dedicado mi mejor esfuerzo para ello, y si en definitiva el resultado no fue el mejor no se debió a mi dedicación.
_ O sea que no le parece justo cuando un jugador o hincha dice que Peñarol perdió la AUF y que Nacional manda.
_ Yo creo que es injusto. Como también es injusto al revés. ¿Qué es perder en la AUF? Porque en la AUF muchas veces es el resultado de votaciones de circunstancias deportivas que vive cada club. Muchas veces los clubes votan con su interés personal, y el interés personal de cada club a veces puede coincidir con el de Nacional o Peñarol. En una votación ocasional se dice: “ganó Nacional o ganó Peñarol, se vuelve a repetir un clásico” cuando los factores que están en discusiones en una asamblea son totalmente distintos. Cada uno lo está viviendo en función de lo que deportivamente le conviene en ese momento.
_ ¿Qué casos que defendió en la AUF como delegado tricolor son los que más recuerda?
_ Si hablo con la gente, uno de los recuerdos más importantes fue el episodio de Peñarol con Juventud de Las Piedras cuando no le adjudicaron los puntos a Peñarol. Ese episodio quiero señalar que lo hice estrictamente analizado desde el punto de vista jurídico. La reglamentación en ese momento permitía sostener la tesis que sostuve. No se comprendió. Se analizó desde el punto de vista periodístico y jurídico como una chicana, lo cual no era así. Hasta tal grado que los integrantes del Tribunal de conciliación apoyaron la tesis que sostuve, quiere decir que jurídicamente había razones para sostener lo que en aquel momento dije. Se me escapó de las manos porque tuvo una publicidad que yo nunca pensé. Se le dio una resonancia que hasta algunos ridiculizaban mi posición.
_ ¿Sufrió con este episodio?
_ Confieso que sufrí mucho con eso porque estoy seguro que si ese resultado hubiera sido adverso a la posición que sostenía, en estos momentos no estaba hablando con usted. Yo hubiera tenido que ir con Nacional. Lo hice de buena fe convencido de la verdad jurídica de aquel entonces. Digo de aquel entonces porque después el reglamento se modificó. Se derivó en toda una exteriorización, incluso pasional y donde se me puso en el medio de la tormenta. A tal grado que si yo iba por la calle hasta algún insulto recibía, en la misma medida que también alguna muestra de adhesión. Eso demuestra cómo el mundo del fútbol escapa a la imaginación de cada uno en las circunstancias que podía tener. Fue de los momentos más difíciles que viví en mi vida personal por toda la tensión que me produjo. En definitiva, recogí la gran satisfacción de que se me dio la razón y sobreviví con decoro a una circunstancia muy difícil.
_ ¿Y del caso de Sebastián Abreu?
_ El episodio de Abreu ha sido transgiversado. Aún hoy no se cuenta verdaderamente cómo fue. Tiene muchos elementos para ser contados. En la forma en que se exteriorizó a la opinión pública no es como verdaderamente ocurrió. Eso suele ocurrir con la mayoría de los casos. Se toman parcialmente los datos, se divulgan y se llegan a conclusiones sin tener el panorama total de la situación. Pero el caso Abreu fue otro que determinó que estuviera latente en la opinión pública una atención muy especial sobre los episodios. También tengo otros episodios que no trascendieron pero me llenaron de satisfacción. Uno de ellos fue la solución de una crisis cuando el Mundialito del ’80, a raíz de esa situación de los jugadores de Nacional que hice referencia anteriormente. Y tengo satisfacciones muy grandes posteriores en el actual cargo que ocupo en la AUF.
_ ¿Qué tipo de satisfacciones?
_ Satisfacciones que no voy a divulgar cuales son. El tiempo se encargará, cuando ya no este en este cargo, de poder decir cuáles son. Por el momento tengo que callarme porque forma parte de un trabajo que realizo en la AUF y creo que debe ser realizado en medio del silencio y no exteriorizarlo en que consiste.
_ Decía que recibía insultos en determinadas ocasiones. ¿Cree que son provocados por el periodismo deportivo?
_ No, no. No creo que sea por los medios de comunicación. Desde luego que incide lo que los medios de comunicación dicen para cuando la gente reacciona. Pero son actitudes de la gente llevadas por la pasión y el fanatismo. En el momento que uno adquiere cierta notoriedad corre el riesgo cuando va por la calle de que algún desubicado, que es mínimo, le hable mal. Pienso que cualquier dirigente notorio ha vivido esa circunstancia. Y con el correr del tiempo se ha ido diluyendo. Lo viví yo y lo vivieron otros dirigentes. Eso es sabido. Hay un presidente de un club que sale en un momento adverso y es insultado por gente y hasta a veces es salivado. ¿A qué dirigente del fútbol no le ocurrió? Esto es pasión pura. Vuelvo a insistir: esto no se lo atribuyo a la divulgación de la prensa.
_ ¿Qué opina de la actual dirigencia tricolor?
_ Creo que el presidente (Ricardo) Alarcón es un presidente que ha tenido una gran creatividad e imaginación. Le ha dado un gran desarrollo institucional a Nacional. Después hay algunos aspectos que debido a la naturaleza de mi cargo no lo quiero decir porque no quiero exteriorizar al hincha en un momento que precisamente debo tratar de no serlo. Debo manejarme con imparcialidad frente a los diversos episodios que ocurren en la AUF. Alarcón es un gran presidente.
_ ¿Y qué le parece Alejandro Balbi como delegado?
_ Alejandro Balbi es la prolongación de una política en materia de delegados que ha tenido Nacional a lo largo del tiempo. Es una persona que más allá de su estilo, que a veces es mordaz pero tenaz, tiene una facilidad de comunicarse con todos los seres. A parte tiene una gran capacidad de exteriorizar sus actitudes en las asambleas. La delegación de Nacional está muy bien representada con Alejandro. Es uno de los nombres que se ha hecho tradicional en Nacional. Está muy bien acompañado porque tanto Juan Mailos como Guillermo Pena son dos grandes dirigentes también.
_ ¿Y qué opina del momento deportivo del club?
_ Creo que es bueno. No lo calificó de muy bueno porque la calificación de muy bueno depende de otros elementos que son solamente internos. Depende también de actuaciones internacionales. Si la comparamos con épocas anteriores, es un momento institucional muy importante.
_ ¿Volvería a ser delegado?
_ Depende. Si usted me hace esa pregunta racionalmente le diría que no. El problema es si llegado el momento impera nuevamente el sentimiento y (éste) le gana a la razón, que es lo que suele suceder en la mayoría de los casos.
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Damián Tiscornia
(Publicada en la revista "El clásico bolso")
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