
Era el décimo penal ejecutado, Van Aerle remató y Jorge Seré atajó su cuarto penal. Era el turno de Tony Gómez. Si convertía, el tricolor era por tercera vez campeón intercontinental. Gómez agarró la pelota y fue rumbo al arco. Le pegó tranquilo, suave y a la izquierda del arco. El arquero Hans Van Breukelen adivinó el palo pero no llegó. La pelota “beso” la red y el albo se consagraba de esta manera tricampeón de la Copa Intercontinental en Tokio.
El comienzo
Para afrontar el año 1988 Dante Iocco, que era el presidente del club, contrató como director técnico a Roberto Fleitas. El técnico puso solamente tres condiciones: recibir 10000 dólares de premio si ganaba el uruguayo, 20000 si se coronaba campeón de la Copa Libertadores y 40000 dólares si conseguía la Copa Intercontinental. Los dirigentes aceptaron su propuesta sin objeciones.
Enseguida se puso a trabajar y a buscar jugadores. Trajo de Ecuador a Juan Carlos De Lima, fichó a Hugo De León y reincorporó a Jorge Cardaccio, entre otros jugadores.
“Fleitas era un entrenador muy capacitado y muy estudioso del rival. Trabajaba mucho dentro de la cancha”, señala Santiago Ostolaza.
Poco a poco el trabajo del entrenador empezó a dar sus frutos. Y fue así que el 26 de Octubre de 1988 el albo, por tercera vez en su historia, se coronó campeón de la Copa Libertadores de América luego de derrotar en la final a Newell’s Old Boys de Rosario.
Futbolistas consultados que integraron aquel plantel coincidieron en afirmar que a partir de ese día empezaron a pensar en el P.S.V, que en mayo se había coronado rey de Europa al vencer al Benfica de Portugal.
El P.S.V., que significa Philips Sport Vereinigen y pertenece a la poderosa fábrica de artefactos luminosos, contaba con 13 jugadores internacionales, entre ellos Ronald Koeman, Romario, el danés Soren Lerby y el belga Eric Geretss.
Para afrontar el encuentro cumbre, Roberto Fleitas alineó a: Jorge Seré; Tony Gómez, Hugo De León, Daniel Revelez y José L. Pintos Saldaña; Santiago Estolaza, Yubert Lemos y Jorge Cardaccio (Carreño); Ernesto Vargas (Morán), Juan Carlos De Lima y William Castro.
El partido
“El entrenador planificó el partido de acuerdo a los videos que habíamos visto del P.S.V. Sabíamos que tenían muy buenos jugadores”, recuerda Tony Gómez.
Ante 62.000 personas en el estadio Olímpico de Tokio, el 11 de Diciembre el albo jugó su tercera final intercontinental.
El partido Nacional lo empezó con todo. A tal punto que a los siete minutos se puso en ventaja. Ernesto Vargas forzó un corner, que tiró William Castro. Van Breukelen pifió la pelota y por el segundo palo apareció Santiago Ostolaza para marcar el 1 a 0.
Pero el bolso no se quedó ahí. Tres minutos más tarde, Koeman quiso darle un pase atrás a Van Breukelen, pero De Lima robó la pelota. El “Puma” enfiló una carrera sólo hacia el arco, y cuando intentó eludir al arquero holandés, éste le enganchó el pie derecho cometiéndole penal que no fue cobrado por el juez Jesús Díaz.
El primer tiempo terminó favorable a Nacional 1 a 0, con un marcador que pudo ser más amplio.
“Estábamos tranquilos y convencidos de que íbamos a ganar el partido. Lo teníamos controlado”, señala Yubert Lemos.
En el segundo tiempo el equipo holandés mejoró su juego y fue así como a los 30 minutos el goleador brasilero Romario empató el partido con un cabezazo.
“Con el empate, sabíamos que seguimos con chance. El gol nos cayó como un balde de agua fría porque vino de un out ball”, rememora Lemos. “En ese momento nos queríamos morir. Pero sabíamos que teníamos una rebeldía bárbara y que lo podíamos ganar”, agrega Héctor Morán, quien suplantó a Cardaccio.
Así terminó el partido, por lo que había que ir a un tiempo suplementario de 30 minutos para desempatar y conocer al nuevo campeón.
Suplementario y penales
El que pegó primero en el tiempo suplementario fue el P.S.V. Tal es así que a los 10 minutos el delantero canadiense Elleman cayó en el área y el juez Jesús Díaz cobró penal. Ronald Koeman lo tiró y convirtió el 1 a 0. El equipo holandés estaba a tan sólo 20 minutos de la gloria.
“Era complicado para nosotros porque teníamos que remontar el partido”, recuerda Lemos, quien luego jugó un papel importante en el equipo.
Pero el albo no se quedó anímicamente. Siguió buscando el gol del empate.
Y llegó. A los 29 minutos, el último del tiempo suplementario, el árbitro cobró corner a favor del tricolor. Subieron a buscar el cabezazo, entre otros, De León, Ostolaza y Revelez. Yubert Lemos tiró el centro pasado y nuevamente el “Vasco” Estolaza de cabeza empató el partido.
“A mi me tocó nada más empujar la pelota a la red. Pero fue todo un trabajo de equipo desde quien tiró el corner hasta el último. Hubo un gran trabajo del entrenador”, dice Ostolaza.
El campeón se debería definir mediante la ejecución de tiros penales. Para ello Roberto Fleitas designó a: Yubert Lemos, Daniel Carreño, Héctor Morán, William Castro y Hugo De León.
Empezó pateando el P.S.V. a través de Koeman, quien convirtió. En la tanda de cinco penales Jorge Seré atajó dos, pero tanto Carreño como Morán, paradójicamente quienes habían entrado en el segundo tiempo, erraron los suyos. Morán todavía no lo puede creer: “fue una de las peores cosas que me pasó en mi carrera”, declara.
Ahora tenían que patear un penal cada equipo hasta que uno errase. En el octavo penal Seré le contuvo el remate al defensor Gerets. Pintos Saldaña tuvo la posibilidad de definir el partido pero su remate dio en el palo.
Pero en el décimo penal se líquido todo. Seré atajó su cuarto penal (esta vez a Van Aerle) y todo quedaba en los pies de Tony Gómez.
“Yo ya sabía donde iba a patear porque iba viendo dónde tiraban mis compañeros. Incluso ellos me dijeron que lo tire cruzado, a su derecha, y así lo hice”, declara Gómez.
Y así fue. Remató suave, a la izquierda del arco. Casi se cae, pero logró mantenerse de pie. Salió corriendo para festejar: Nacional era tricampeón intercontinental.
“Dejé a un lado al periodista, bajé los escalones de a cuatro, ingresé al campo de juego y me abracé con Fleitas. Me entró a galopar el corazón sin darme cuenta. A mi también me había ganado Nacional”, escribió el periodista Jorge Barraza en la web.
Recuerdos
Este triunfo del tricolor no solo fue el último intercontinental, sino que también fue el último de un equipo uruguayo a nivel internacional. Pero, ¿qué recuerdos guardan de dicha conquista algunos jugadores de aquel plantel?
“Era un equipo de hombres, de mucha experiencia. Había 24, 25 jugadores buenos y si perdías el puesto no era fácil recuperarlo. Fue una de las alegrías más grandes que tuve porque no es fácil salir campeón del mundo”, rememora el “Indio” Morán.
Por su parte, Santiago Ostolaza coincide con Morán y remarca el grupo humano que había. “El recuerdo es muy grato porque salir campeón del mundo no es para todos. Es para privilegiados y no es fácil llegar. Había un gran grupo humano”, remarca.
“Ahora a la distancia, con el paso del tiempo, uno se da cuenta de lo que consiguió”, declara Tony Gómez.
Yubert Lemos, si bien tiene un buen recuerdo, se acuerda también de la actuación del árbitro Jesús Díaz. “Es un recuerdo muy lindo, emocionante porque empatamos en la hora, y si bien el juez nos perjudicó, pudimos ganar en la cancha”, dice.
¿Podrá Nacional volver a Japón a disputar estos encuentros cumbres? Sus jugadores tienen la respuesta.
Damián Tiscornia
(Publicada en la revista "El clásico bolso" 2009)
No hay comentarios:
Publicar un comentario