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jueves, 13 de octubre de 2011

Fabián Perea, un muchacho alegre que nos dejó hace 14 años


“Los mejores de este mundo /(¿quién sabe por qué será?) / emprenden antes el viaje/hacia donde vos estás.
Hace falta tu sonrisa/alegrando a los demás/Siempre se terminan antes/las velas que alumbran más”, cantaba Pablo Estramín.
Estaba por finalizar el primer “chico” del primer tiempo suplementario. Uruguay tenía un tiro libre a favor; se jugaba el pasaje a la final. Pablo García tiró el centro y por el segundo palo apareció Fabián Perea y como pudo remató el balón, que rápidamente besó la red. Enseguida se levantó y movió sus brazos de arriba hacia abajo, y se tiró al verde césped. Y todos los jugadores del plantel fueron a festejar con él. No era para menos. En el Estadio Shah Alam de Kuala Lumpur, en Malasia, por primera vez en la historia, una selección uruguaya Sub 20 clasificaba a la final de un Mundial de la categoría.
“La historia lo recordará siempre por el gol de oro ante Ghana. Los que tuvimos la suerte de conocerlo lo recordaremos principalmente por su forma de ser”, recuerda el periodista del Portal 180 Diego Muñoz. Él, junto a Joel Rosemberg, fueron los dos periodistas que, en 1997, vivieron de cerca el proceso de la selección juvenil Sub 20 dirigida por Víctor Púa.
Álvaro Fabián Perea hizo todas las inferiores en Peñarol y disputó apenas en un partido en 1997. Fue ante Wanderers, y el Manya se impuso 1 a 0. “Era un buen jugador. Táctico, inteligente y con capacidad para pisar el área”, asegura Muñoz.
Por su parte, Púa, quien actualmente es el Coordinador de las inferiores de Peñarol, destaca, al igual que Muñoz, su forma de ser. “Era un chico simpático, como todo chico de su edad, un gran jugador. Siempre tenía un carácter muy alegre”.
Todos los consultados afirman que el Fabo, como le decían, dejaba el alma en la cancha y tenía un gran futuro en el fútbol. Sin embargo, el destino, vaya a saber uno por qué no lo dejó triunfar en su querido Peñarol y en el fútbol. En la madrugada del 13 de octubre de 1997 falleció en un accidente de tránsito con sólo 19 años, pero de todas formas dejó un gran recuerdo en quienes lo conocieron.
“Fabián era ante todo un buen tipo. Era alegre, divertido y siempre estaba de buen humor. En una concentración larga, porque duró casi dos meses entre la gira previa y el Mundial, Perea aportaba alegría. Aún cuando no jugaba, cosa que sucedió en la mayoría del Mundial de Malasia”, remarca Muñoz.



Damián Tiscornia

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