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domingo, 1 de mayo de 2011

17 años sin Ayrton


Aunque parezca mentira, hoy se cumplen ya 17 años de la muerte del piloto brasileño de Fórmula 1 en el circuito de Ímola, un día después de la trágica muerte de su amigo austriaco Ronald Ratzenberger. La polémica (y odiada por los fanáticos de Ayrton) curva de Tamburello, que luego se modificó para más seguridad de los pilotos, fue la que lo vio por última vez.
Ayrton Senna da Silva, nacido el 21 de marzo de 1960, arribó a la Fórmula 1 en 1984 para defender a la ya desaparecida escudería Toleman. Ese mismo año, con un coche inferior, protagonizó bajo lluvia una gran pelea con Alain Prost por la victoria. Finalmente se impuso el francés porque la carrera fue parada por los comisarios de pista.
Los próximos tres años Seninha corrió para la escudería Lotus, fundada en 1952 por Colin Chapman. Allí sumó 150 puntos en los años en los que corrió en la escudería.
En 1988, en su primer año en McLaren, la escudería dirigida en aquel momento por Ron Dennis, consiguió su primer campeonato luego de una gran temporada. Años más tarde, como ya es conocido, se coronó en 1990 y 1991 con la escudería inglesa.
El 7 de noviembre de 1993 Ayrton ganó su último Gran Premio. Fue Adelaida, Australia y el número 41 de su carrera deportiva. Además logró su última pole con McLaren porque al año siguiente cumpliría su sueño de correr en Williams.
El Beco, confeso hincha del Timao, ya se preparaba en 1994 con su nuevo desafío y soñaba con igualar al argentino Juan Manuel Fangio. “Quiero salir de este hoyo en el que me encuentro. Creo que podré correr hasta el año 2000. Podría llegar incluso al pentacampeonato, como Fangio”, declaraba.
En ese año fatal, Ayrton, en las tres carreras que corrió antes de Imola logró las pole positions, pero en todas abandonó. El especialista en correr bajo lluvia consiguió en toda su carrera deportiva en la Fórmula 1 un total de 65 poles y 614 puntos.
Hoy, a 17 años de su muerte, no es difícil que el gran Ayrton corra donde sea que esté junto a Jim Clark, Gilles Villenueve, Bruce McLaren o su admirado Juan Manuel Fangio.
“Para mí era difícil verlo como un adversario porque lo admiraba. Cuando hablaba con él, cualquier cosa en la que él me ayudase o le preguntase, era muy difícil dejar de admirarlo por cualquier frase o expresión”, señaló en 1994 Rubens Barrichello.




Damián Tiscornia

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