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jueves, 4 de septiembre de 2014

Jorge González: "Para saber qué se siente en Cerro, tenés que vivirlo"



Por su nombre, quizás muchas personas no se den cuenta quién es. Si bien no todas estarán vinculadas directamente al fútbol y al deporte en general, ¿cuántas se llamarán su mismo nombre y apellido en el Uruguay? Sin embargo, su apodo lo más seguro es que sea exclusivamente suyo: “Culaca”.
Nacido el 26 de septiembre de 1954, el “Culaca” González actualmente es asesor del Director del Instituto Nacional de Alimentación (INDA), Luis Álvarez, y coordinador del programa “Crecer desde el pie”, el cual comenzará a llevarse adelante en pocos días y cuenta con el apoyo de la Dirección Nacional de Deporte y el INDA.
En esta entrevista, quien dirigió en Indonesia y Costa Rica, entre otros países, cuenta en qué consiste el programa en el que está trabajando y recuerda las etapas que estuvo en Cerro. “Las dos veces que fui, cumplí lo que se me pidió. Los años que estuve, que fueron seis años y medio en total, fueron muy buenos”, relata.
Además, narra cómo fue su experiencia en la Tercera división amateur dirigiendo al Canadian, las diferencias existentes entre el fútbol amateur y el profesional, y con qué clase de problemas se encontró. “Me dí cuenta que no era para mí eso”, afirma.
_ Cuénteme cómo surge el programa “Crecer desde el pie”.
_ Esto surge ante un proyecto que le presenté al Ministro (Eduardo) Brenta, cuando estaba ejerciendo el Ministerio de Trabajo. Es un programa que tiene como vehículo al fútbol, la actividad que he realizado siempre, (sea) en la etapa de jugador (o) en la de entrenador. Visualizando el fútbol, llevándoselo a los centros juveniles, lo analizó el Ministro y encontró que el Instituto Nacional de Alimentación había desarrollado un programa que tenía que ver con áreas deportivas, recreativas, donde había tenido a Diego Aguirre como padrino de estas actividades. Don Luis Álvarez, el Director del INDA, lo analizó y encontró que podía ser una inserción de aquellos que habían vivido los chicos, que había sido muy emocionante y muy de tener a los chicos juntos. Es así que comienzo esto llegando a finales de 2012.
_ ¿Y en qué consiste?
_ Son dos tiempos de 20 minutos. Tenemos que tener en cuenta que los chicos no tienen una preparación deportiva para que le apliquemos un juego de 40, 90 minutos. Entonces, dijimos: “bueno, vamos a tomar una media que los divierta, no los fatigue y los deje seguir pensando”. A esto, en mi experiencia como entrenador, tuve de compañero a un Profesor, Daniel Gianelli, que por su formación profesional tenía vinculación con el área de la Liga Universitaria, y también trabajaba con algunos equipos de Rugby. Eso me llevo al conocimiento, por lo menos visual, de diálogo y de lo que es ese tercer tiempo del Rugby, un deporte que tiene particularidades diferentes a las del fútbol.
_ ¿Por qué decidió incluir el tercer tiempo en el programa?
_ Cuando llegué a Cerro, Cerro tenía una problemática de haber tenido en la temporada anterior muchos expulsados. En las divisiones inferiores ocurría la misma problemática. Con el Profe, con todo el equipo que teníamos, llegamos a la conclusión de que era bueno que incluyéramos un deporte como el Rugby, que permitía exteriorizar otro tipo de situación corporal física. Tomamos en ese momento, el tercer tiempo del Rugby para que se dieran cuenta que después de terminado el juego, todo sigue y debe seguir correctamente.
_ ¿Y qué deben hacen, en el tercer tiempo, los chicos que integran el programa que Usted coordina?
_ Ellos ya traen preparado lo que dimos a llamar “Reportaje al patrimonio”. O sea que durante la semana, mes, tienen que juntarse e identificar algo barrial que los una, que los entusiasme por diferentes cosas que tienen.
_ Ya que habló de Cerro, cambiemos de tema y hablemos de sus etapas allí. ¿Cómo fue su arribo a la institución, luego de haber trabajado en Chile?
_ Yo tengo una hija y un hijo. Ella ya cumplía 15 años y se quería venir a Uruguay a festejarlo. Así vuelvo a Uruguay y llego a Cerro. Primero, me invita mi amigo, el Doctor Fernando Rodríguez Riolfo. Trabajamos un año allí, donde trabajé y dí a conocer mi pensamiento de cómo veo el fútbol. Luego, Cerro me convocó en un momento dificilísimo que tenía, que había descendido de categoría por primera vez en su historia. (En el año '97 descendió, en el año '98 me convocó). Fuimos con el equipo de trabajo que teníamos con el Profe Gianelli, el Profe Nicolay (y) Pablo Fuentes como ayudante técnico. Allí comenzó un llamado que tenía que ver con una única situación: tenía que volver Cerro a Primera sí o si.
_ ¿En Cerro vivió sus mejores años como técnico?
_ Fueron muy buenos, si. Las dos veces que fui, cumplí lo que se me pidió. Los años que estuve, que fueron seis años y medio en total, fueron muy buenos. Desde un principio cuando me llamaron en el año '98, le dije a mi familia: “esta es la caja de resonancia, tan igual, con todo respeto, como si me llamaran Peñarol o Nacional”. O sea, para mí sentir, (que) yo no era hincha de Cerro. Yo nací en Progreso, nací en La Teja, y mi equipo es Progreso. De lo emocional. Pero hoy, por supuesto, casi digo que son todos los equipos por los que he pasado. A todos me he entregado y me han devuelto el sentir por ellos un respeto y una alegría cuando les va bien y una tristeza cuando no les va tan bien.
_ ¿Cómo se hace sentir la hinchada cerrense en el Tróccoli?
_ Si van 2000 personas, en lo que te alientan y en lo que te apoyan, son 10 o 20000 que llevan los grandes al Estadio. Esas 2000 personas, se transforman y parece que tuvieran dos gargantas y cosas por el estilo. Para saber qué se siente en Cerro, tenés que vivirlo porque ellos te lo hacen vivir así. Te lo hacen vivir en el día a día y te lo hacen sentir el día que te toca jugar. (...) La adrenalina que genera el hincha en el futbolista, es muy grande y eso hace que a veces uno pierda de vista si lo que le está ocurriendo no es lo que más quiere porque no le está saliendo. A veces, perdemos los estribos y cometemos errores que se transforman en graves, pero Cerro es eso: es algo muy grande que solamente, estando muy cerca, uno se puede dar cuenta.
_ Luego de su paso por Cerro, dirigió a varios equipos. Pero el último, fue el Canadian en la Tercera División Amateur. ¿Cómo se dio su llegada al equipo?
_ Lo de Canadian, fue un llamado. (Lo) escuché y me alegré que un amigo que se había ido hacía muchísimo tiempo al extranjero, tuviera un proyecto como el de Canadian. Y le pedí tiempo para averiguar algunas cosas que me ubicaran en la liga amateur, que no es lo mismo que la profesional. Yo en la liga amateur, no había trabajado. La veía de lejos. (...) Le dije e hice lo mismo que suelo hacer cuando me va a buscar un equipo de la Segunda división para llegar a Primera: “si queres llegar al profesionalismo, tenes que trabajar como profesional”. O sea, no podes seguir trabajando como amateur para llegar a ser profesional, desde mi punto de vista.
_ ¿Y qué había que hacer a su entender?
_ Había que conformar un grupo humano que entendiera que teníamos que ceñirnos a un programa de trabajo que tenía el día a día, el fin de semana del juego, el siguiente, y que no tenía nada que ver como era el resultado del fin de semana. Tenía que ver en cómo era el programa. Sí quiero ganar todos los fines de semana, pero sé que a veces no se puede. Y por eso, cuando pierdo, no vengo a pelearme, a enojarme ni a romper nada. Vengo a hacer lo que está programado hacer después de cada fin de semana. Para mí, eso es profesionalismo.
_ ¿Qué comodidades se debía tener?
_ Teníamos que partir por tener una cancha que tuviera todas las comodidades profesionales: vestuario, agua caliente, la cancha profesional disponible, teníamos que tener todo lo que la parte física solicita. Lugares que permitan realizar los trabajos aeróbicos, donde vos necesitas, para dar una referencia, llevar al equipo al Prado, y para llevarlo necesitas un vehículo, un ómnibus. Y bueno, tenías que tener a disposición dentro del programa, “x” día ese vehículo. En el amateurismo, eso no corre. No es necesario. Si no se puede, no se puede. Acá, si se pretende llegar al profesionalismo, se tiene que poder. Y si no se puede, no tenes que ir al profesionalismo.
_ ¿Los dirigentes le aceptaron todos sus planteos?
_ Realmente, dieron el ok, fueron aceptando todo lo que se les planteó, que desde mi punto de vista está dentro de lo normal, porque ellos querían ir a la liga profesional. Y bueno, allí conformamos el plantel, nos pusimos a trabajar y entre lo que trabajamos y un "cachito" de suerte que hay que tener, logramos el ascenso. Paralelamente, les entregué un proyecto del armado de lo que eran las divisiones formativas, o sea infantiles y juveniles. En la primer parte, cuando se los dí, para que ya fueran haciéndose de lo que seguía, había dicho que sí, todo que sí. Pero cuando llegó el momento, ya estaban en Segunda Profesional, tenían la copa y todo, empezaron a poner unos que no. Que no, que tenemos tiempo, que no, que después. Entonces, me dí cuenta que no era para mí eso.
_ ¿Ahora piensa volver a dirigir en el corto plazo?
_ Estoy feliz de que se me llame para estar encabezando un proyecto que tenga los plazos lógicos que yo encuentro que deben tener los proyectos, porque no podemos sacar a caminar al niño y al primer tropiezo, lo dejamos sentados en la calle porque no camina. Entonces, yo creo que debemos sacar a caminar al niño, caminar con el niño y cada vez que se cae, ayudarlo a levantar porque al final, va a caminar. (...) Entonces, cuando me llaman, escucho qué es lo que quieren, y de ahí propongo qué es lo que yo les puedo aportar. Si están de acuerdo, lo hacemos. Si no están de acuerdo, les agradezco que se hayan acordado, pero no dirijo.
_ Independientemente de eso, últimamente está medio distanciado del ambiente futbolístico, ¿por qué?
_ He ido tomando un poco de distancia porque en la vida vamos cumpliendo años y vamos programándonos para cosas que queremos ir logrando. A veces las podemos cumplir, a veces no. Yo he sido y soy un tipo feliz. Me despierto todos los días y con saber que estoy vivo, ya soy feliz. Y luego de eso, miro lo que he hecho y encuentro que he tenido la felicidad, la suerte y una serie de cosas que van, desde mi razonamiento, más allá de las condiciones que uno puede tener para desarrollar algo. Yo creo que el fútbol lo jugué, como yo mismo me catalogaba, “malito pero ordenadito”. Esto me llevó a tener la suerte de vestir la camiseta celeste, de pasear por el mundo. Esto me permitió a que yo amara mucho más lo que en un principio era un juego, (que) luego se transformó en mi profesión.
_ ¿Se considera un triunfador?
_ En lo que es personal, me considero un tipo feliz. Me han tocado vivir derrotas que no tienen nada que ver con lo futbolístico y tienen que ver con lo que a veces uno se desencanta del ser humano. Y (esa situación) la encuentro más grave que a veces las derrotas del fútbol. Me ha tocado amargarme por no poder cumplir con lo que me había comprometido porque las cosas no salieron, y me ha tocado, en el resumen final, haber sido muy feliz en algo que para mí es maravilloso como es el fútbol. Siempre doy gracias a Dios de poder hacer lo que hago y ser feliz.





Damián Tiscornia




  

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