Por su
nombre, quizás muchas personas no se den cuenta quién es. Si bien
no todas estarán vinculadas directamente al fútbol y al deporte en
general, ¿cuántas se llamarán su mismo nombre y apellido en el
Uruguay? Sin embargo, su apodo lo más seguro es que sea
exclusivamente suyo: “Culaca”.
Nacido
el 26 de septiembre de 1954, el “Culaca” González actualmente es
asesor del Director del Instituto Nacional de Alimentación (INDA),
Luis Álvarez, y coordinador del programa “Crecer desde el pie”,
el cual comenzará a llevarse adelante en pocos días y cuenta con el
apoyo de la Dirección Nacional de Deporte y el INDA.
En esta
entrevista, quien dirigió en Indonesia y Costa Rica, entre otros
países, cuenta en qué consiste el programa en el que está
trabajando y recuerda las etapas que estuvo en Cerro. “Las dos
veces que fui, cumplí lo que se me pidió. Los años que estuve, que
fueron seis años y medio en total, fueron muy buenos”, relata.
Además,
narra cómo fue su experiencia en la Tercera división amateur
dirigiendo al Canadian, las diferencias existentes entre el fútbol
amateur y el profesional, y con qué clase de problemas se encontró.
“Me dí cuenta que no era para mí eso”, afirma.
_
Cuénteme cómo surge el programa “Crecer desde el pie”.
_ Esto
surge ante un proyecto que le presenté al Ministro (Eduardo) Brenta,
cuando estaba ejerciendo el Ministerio de Trabajo. Es un programa que
tiene como vehículo al fútbol, la actividad que he realizado
siempre, (sea) en la etapa de jugador (o) en la de entrenador.
Visualizando el fútbol, llevándoselo a los centros juveniles, lo
analizó el Ministro y encontró que el Instituto Nacional de
Alimentación había desarrollado un programa que tenía que ver con
áreas deportivas, recreativas, donde había tenido a Diego Aguirre
como padrino de estas actividades. Don Luis Álvarez, el Director del
INDA, lo analizó y encontró que podía ser una inserción de
aquellos que habían vivido los chicos, que había sido muy
emocionante y muy de tener a los chicos juntos. Es así que comienzo
esto llegando a finales de 2012.
_ ¿Y
en qué consiste?
_ Son
dos tiempos de 20 minutos. Tenemos que tener en cuenta que los chicos
no tienen una preparación deportiva para que le apliquemos un juego
de 40, 90 minutos. Entonces, dijimos: “bueno, vamos a tomar una
media que los divierta, no los fatigue y los deje seguir pensando”.
A esto, en mi experiencia como entrenador, tuve de compañero a un
Profesor, Daniel Gianelli, que por su formación profesional tenía
vinculación con el área de la Liga Universitaria, y también
trabajaba con algunos equipos de Rugby. Eso me llevo al conocimiento,
por lo menos visual, de diálogo y de lo que es ese tercer tiempo del
Rugby, un deporte que tiene particularidades diferentes a las del
fútbol.
_
¿Por qué decidió incluir el tercer tiempo en el programa?
_
Cuando llegué a Cerro, Cerro tenía una problemática de haber
tenido en la temporada anterior muchos expulsados. En las divisiones
inferiores ocurría la misma problemática. Con el Profe, con todo el
equipo que teníamos, llegamos a la conclusión de que era bueno que
incluyéramos un deporte como el Rugby, que permitía exteriorizar
otro tipo de situación corporal física. Tomamos en ese momento, el
tercer tiempo del Rugby para que se dieran cuenta que después de
terminado el juego, todo sigue y debe seguir correctamente.
_ ¿Y
qué deben hacen, en el tercer tiempo, los chicos que integran el
programa que Usted coordina?
_ Ellos
ya traen preparado lo que dimos a llamar “Reportaje al patrimonio”.
O sea que durante la semana, mes, tienen que juntarse e identificar
algo barrial que los una, que los entusiasme por diferentes cosas que
tienen.
_ Ya
que habló de Cerro, cambiemos de tema y hablemos de sus etapas allí.
¿Cómo fue su arribo a la institución, luego de haber trabajado en
Chile?
_ Yo
tengo una hija y un hijo. Ella ya cumplía 15 años y se quería
venir a Uruguay a festejarlo. Así vuelvo a Uruguay y llego a Cerro.
Primero, me invita mi amigo, el Doctor Fernando Rodríguez Riolfo.
Trabajamos un año allí, donde trabajé y dí a conocer mi
pensamiento de cómo veo el fútbol. Luego, Cerro me convocó en un
momento dificilísimo que tenía, que había descendido de categoría
por primera vez en su historia. (En el año '97 descendió, en el año
'98 me convocó). Fuimos con el equipo de trabajo que teníamos con
el Profe Gianelli, el Profe Nicolay (y) Pablo Fuentes como ayudante
técnico. Allí comenzó un llamado que tenía que ver con una única
situación: tenía que volver Cerro a Primera sí o si.
_
¿En Cerro vivió sus mejores años como técnico?
_
Fueron muy buenos, si. Las dos veces que fui, cumplí lo que se me
pidió. Los años que estuve, que fueron seis años y medio en total,
fueron muy buenos. Desde un principio cuando me llamaron en el año
'98, le dije a mi familia: “esta es la caja de resonancia, tan
igual, con todo respeto, como si me llamaran Peñarol o Nacional”.
O sea, para mí sentir, (que) yo no era hincha de Cerro. Yo nací en
Progreso, nací en La Teja, y mi equipo es Progreso. De lo emocional.
Pero hoy, por supuesto, casi digo que son todos los equipos por los
que he pasado. A todos me he entregado y me han devuelto el sentir
por ellos un respeto y una alegría cuando les va bien y una tristeza
cuando no les va tan bien.
_
¿Cómo se hace sentir la hinchada cerrense en el Tróccoli?
_ Si
van 2000 personas, en lo que te alientan y en lo que te apoyan, son
10 o 20000 que llevan los grandes al Estadio. Esas 2000 personas, se
transforman y parece que tuvieran dos gargantas y cosas por el
estilo. Para saber qué se siente en Cerro, tenés que vivirlo porque
ellos te lo hacen vivir así. Te lo hacen vivir en el día a día y
te lo hacen sentir el día que te toca jugar. (...) La adrenalina que
genera el hincha en el futbolista, es muy grande y eso hace que a
veces uno pierda de vista si lo que le está ocurriendo no es lo que
más quiere porque no le está saliendo. A veces, perdemos los
estribos y cometemos errores que se transforman en graves, pero Cerro
es eso: es algo muy grande que solamente, estando muy cerca, uno se
puede dar cuenta.
_
Luego de su paso por Cerro, dirigió a varios equipos. Pero el
último, fue el Canadian en la Tercera División Amateur. ¿Cómo se
dio su llegada al equipo?
_ Lo de
Canadian, fue un llamado. (Lo) escuché y me alegré que un amigo que
se había ido hacía muchísimo tiempo al extranjero, tuviera un
proyecto como el de Canadian. Y le pedí tiempo para averiguar
algunas cosas que me ubicaran en la liga amateur, que no es lo mismo
que la profesional. Yo en la liga amateur, no había trabajado. La
veía de lejos. (...) Le dije e hice lo mismo que suelo hacer cuando
me va a buscar un equipo de la Segunda división para llegar a
Primera: “si queres llegar al profesionalismo, tenes que trabajar
como profesional”. O sea, no podes seguir trabajando como amateur
para llegar a ser profesional, desde mi punto de vista.
_ ¿Y
qué había que hacer a su entender?
_ Había
que conformar un grupo humano que entendiera que teníamos que
ceñirnos a un programa de trabajo que tenía el día a día, el fin
de semana del juego, el siguiente, y que no tenía nada que ver como
era el resultado del fin de semana. Tenía que ver en cómo era el
programa. Sí quiero ganar todos los fines de semana, pero sé que a
veces no se puede. Y por eso, cuando pierdo, no vengo a pelearme, a
enojarme ni a romper nada. Vengo a hacer lo que está programado
hacer después de cada fin de semana. Para mí, eso es
profesionalismo.
_
¿Qué comodidades se debía tener?
_
Teníamos que partir por tener una cancha que tuviera todas las
comodidades profesionales: vestuario, agua caliente, la cancha
profesional disponible, teníamos que tener todo lo que la parte
física solicita. Lugares que permitan realizar los trabajos
aeróbicos, donde vos necesitas, para dar una referencia, llevar al
equipo al Prado, y para llevarlo necesitas un vehículo, un ómnibus.
Y bueno, tenías que tener a disposición dentro del programa, “x”
día ese vehículo. En el amateurismo, eso no corre. No es necesario.
Si no se puede, no se puede. Acá, si se pretende llegar al
profesionalismo, se tiene que poder. Y si no se puede, no tenes que
ir al profesionalismo.
_
¿Los dirigentes le aceptaron todos sus planteos?
_
Realmente, dieron el ok, fueron aceptando todo lo que se les planteó,
que desde mi punto de vista está dentro de lo normal, porque ellos
querían ir a la liga profesional. Y bueno, allí conformamos el
plantel, nos pusimos a trabajar y entre lo que trabajamos y un "cachito" de suerte que hay que tener, logramos el ascenso.
Paralelamente, les entregué un proyecto del armado de lo que eran
las divisiones formativas, o sea infantiles y juveniles. En la primer
parte, cuando se los dí, para que ya fueran haciéndose de lo que
seguía, había dicho que sí, todo que sí. Pero cuando llegó el
momento, ya estaban en Segunda Profesional, tenían la copa y todo,
empezaron a poner unos que no. Que no, que tenemos tiempo, que no,
que después. Entonces, me dí cuenta que no era para mí eso.
_
¿Ahora piensa volver a dirigir en el corto plazo?
_ Estoy
feliz de que se me llame para estar encabezando un proyecto que tenga
los plazos lógicos que yo encuentro que deben tener los proyectos,
porque no podemos sacar a caminar al niño y al primer tropiezo, lo
dejamos sentados en la calle porque no camina. Entonces, yo creo que
debemos sacar a caminar al niño, caminar con el niño y cada vez que
se cae, ayudarlo a levantar porque al final, va a caminar. (...)
Entonces, cuando me llaman, escucho qué es lo que quieren, y de ahí
propongo qué es lo que yo les puedo aportar. Si están de acuerdo,
lo hacemos. Si no están de acuerdo, les agradezco que se hayan
acordado, pero no dirijo.
_
Independientemente de eso, últimamente está medio distanciado del
ambiente futbolístico, ¿por qué?
_ He
ido tomando un poco de distancia porque en la vida vamos cumpliendo
años y vamos programándonos para cosas que queremos ir logrando. A
veces las podemos cumplir, a veces no. Yo he sido y soy un tipo
feliz. Me despierto todos los días y con saber que estoy vivo, ya
soy feliz. Y luego de eso, miro lo que he hecho y encuentro que he
tenido la felicidad, la suerte y una serie de cosas que van, desde mi
razonamiento, más allá de las condiciones que uno puede tener para
desarrollar algo. Yo creo que el fútbol lo jugué, como yo mismo me
catalogaba, “malito pero ordenadito”. Esto me llevó a tener la
suerte de vestir la camiseta celeste, de pasear por el mundo. Esto me
permitió a que yo amara mucho más lo que en un principio era un
juego, (que) luego se transformó en mi profesión.
_
¿Se considera un triunfador?
_ En lo
que es personal, me considero un tipo feliz. Me han tocado vivir
derrotas que no tienen nada que ver con lo futbolístico y tienen que
ver con lo que a veces uno se desencanta del ser humano. Y (esa
situación) la encuentro más grave que a veces las derrotas del
fútbol. Me ha tocado amargarme por no poder cumplir con lo que me
había comprometido porque las cosas no salieron, y me ha tocado, en
el resumen final, haber sido muy feliz en algo que para mí es
maravilloso como es el fútbol. Siempre doy gracias a Dios de poder
hacer lo que hago y ser feliz.
Damián
Tiscornia
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